“La puerta del infierno”: Esta es la trágica historia de ‘La Castañeda’ el manicomio de de la CDMX
¿Lo conocías?El lugar se fundó con la intención de atender a enfermos mentales de forma adecuada pero su historia terminó siendo una de las más trágicas
‘La Castañeda’ fue uno de los lugares más aterradores de la Ciudad de México, el llamado Manicomio General fue construido en una ex hacienda pulquera como parte de los festejos del Centenario de la Independencia, Porfirio Díaz ordenó su construcción y se inauguró en octubre de 1910 con capacidad para 1300 personas y con una fachada inspirada en la del hospital psiquiátrico francés Charenton, este fue ubicado en lo que hoy es Mixcoac y buscaba imitar a los sistemas de salud europeos.
Aunque en primera instancia parecía ser una gran avance para la medicina en México, tras la revolución se vio transformado en un lugar lúgubre e insalubre que albergó a más de 3 mil pacientes sin contar con el apoyo del gobierno, estaba dividido en pabellones que iban desde pacientes distinguidos, pasando por pacientes peligrosos, imbéciles, epilépticos e infecciosos, pero al final esta divisiones perdieron completa importancia.
Se dice que años antes de cerrar se volvió un lugar de castigo para quienes actuaban de forma diferente, cualquiera que atentara contra la ‘normalidad’ era arrastrado a este lugar y encerrado en calidad de enfermo mental, se dice que muchas personas que vivían en el manicomio no estaban realmente enfermas pero al no presentar mejoras con el tratamiento, siguieron encerradas ahí, un lugar con vidrios rotos y plagas de ratas, en el que se rumora se experimentaba con los pacientes, las terapias con drogas fuertes se volvieron comunes e incluso el electrochoque era un tratamiento habitual.
Fue hasta 1968 que finalmente este lugar fue demolido, sus pacientes fueron reubicados en distintos hospitales y la llamada ‘puerta del infierno’ desapareció, al menos como se conocía ya que la fachada fue rescatada por Arturo Quintana Arroja y reubicados en una de sus propiedades en el Estado de México, no se sabe si en este lugar pasan cosas sobrenaturales, lo que sí es constante son las historias de las personas que viven en el conjunto de departamentos que se construyó donde una vez estuvo el hospital, quienes dicen que con frecuencia se escucha ruidos extraños, pasos, canicas, risas y lamentos.