‘El pecado de Oyuki’ casi le cuesta su belleza a Ana Martín, sufrió graves lesiones
Tuvo graves lesionesLa actriz pagó un alto precio por este protagónico, pues casi se despide de su belleza para siempre
Ana Martín siempre ha destacado por su belleza natural, no por nada fue la primera mexicana en participar en el certamen Miss Mundo, además ella ha declarado que nunca necesitó de cirugías plásticas para destacar en el mundo del modelaje y la actuación; sin embargo, en la década de los 80 tuvo que someterse a una cirugía, pero no por gusto, sino por las fuertes lesiones que tuvo durante el rodaje de la telenovela El pecado de Oyuki.
Se trató de una producción de Lucy Orozco para Televisa que se basó en la tira cómica homónima creada por Yolanda Vargas Dulché y narra la historia de Oyuki, una dulce joven que sufre la muerte de sus padres y queda bajo la tutela de Yutaka, su avaro hermano quien busca la forma de conseguir dinero a costa de ella.
Yukata obliga a Oyuki a desempeñarse como geisha en la gran urbe de Tokio, pero la vida de ella da un giro repentino cuando conoce a Irving Pointer, el hijo del embajador de Reino Unido en Japón, pues se enamoran, pero su amor es imposible debido a que ninguna de las familias está de acuerdo e incluso hacen todo para separarlos por ser de diferentes culturas.
Una costosa producción
El pecado de Oyuki reunió a importantes personalidades y técnicos, pues Lucy Orozco era conocida por su excelente desempeño en la industria y estaban decididos a hacer de la telenovela todo un éxito, de hecho el presupuesto no fue un problema, pues se sabe que se gastaron millones de pesos.
La producción recreó decenas de escenarios japoneses en el cerro del Ajusco, además compraron pelucas con valor de hasta 7 mil dólares, kimonos valuados en más de 20 mil pesos y contrataron a un especialista que trabajó en Hollywood para que se encargara de la caracterización de Ana Martín, pero la producción no estuvo satisfecha con el resultado final cuando hicieron la prueba.
Finalmente, Televisa recurrió a Takeshi Hazama, un maquillista originario de Japón para encargarse del look de la protagonista y se sabe que podía tardar hasta dos horas solo maquillando y peinando a Ana Martín, pero requería de otra hora y media para colocarle el kimono de forma correcta.
Todo esto no fue suficiente para lograr que Ana Martín tuviera el aspecto de una mujer japonesa, así que recurrieron a una técnica para estirar la piel de su rostro y rasgarle los ojos, pero no podían hacerlo por más de seis meses, pues un especialista fue muy claro al decir que si continuaban haciendo esto podía causarle graves problemas de salud.
En entrevista para Hoy, Ana Martín dijo que le colocaron unos “apliques” o parches adhesivos en la cara, a la altura de las sienes, para que pudiera lucir los ojos rasgados, pero transcurridos algunos meses le aparecieron ampollas en el rostro.
Al principio, Ana Martí decidió continuar la filmación, pero los daños en su rostro cada vez fueron peores, a tal grado que uno de los encargados de la producción se asustó al verla, pues pensó que alguien la había herido: “Oye, ¿Quién te golpeó?, ¿Qué te pasó?, ¿Quién te golpeó?”, dijo esta persona.
Para esto punto, Ana Martín ya tenía ampollas y marcas negras en la cara, pero al ver que su belleza estaba en riesgo, la actriz decidió actuar y sin importar lo costoso que fuera, acudió a Los Ángeles para someterse a diversos procedimientos que evitaran un daño permanente.
La protagonista recurrió a procedimientos con láser para eliminar esta pigmentación, también la sometieron a una cirugía para levantarle una ceja que se le estaba cayendo y le hicieron incisiones en el rostro para poder raspar las zonas dañadas.